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21.3.10

Vértigo y claustrofobia.


La selección de los nuevos profesionales del riesgo pasa por unas pruebas duras. "Tenemos que coger a los mejores", explica Andoni Oleagordia. Los exámenes son completos y repiten el mismo esquema que las oposiciones de 2006. "Solo hay dos novedades que creemos importantes", apunta el jefe de Bomberos. Por primera vez, los aspirantes tendrán que pasar dos pruebas para confirmar que carecen de vértigo y de claustrofobia. En la primera, tendrán que subir a la escala más alta, la de 50 metros, y desde arriba saltar a un balcón a la misma altura. En la segunda, deberán recorrer durante un máximo de siete minutos un circuito lleno de humo y sin visibilidad. Ambas son eliminatorias. Pero antes de llegar a estas pruebas tendrán que pasar el ejercicio teórico. Noventa preguntas tipo test con cuatro posibles respuestas y una calificación máxima de 20 puntos, aunque obteniendo diez se podrá pasar al ejercicio de pruebas físicas. Serán siete, las dos descritas anteriormente más subir una cuerda de cinco metros de altura sólo con los brazos, una carrera de 3.000 metros, flexiones en barra fija, una prueba de pesas tumbado en un banco y nadar 50 metros en estilo libre. Luego queda un prueba personal psicotécnica, la conducción de camiones y marcar el perfil de euskera, que aportará tres puntos extras a los 60 que como máximo se podrá obtener en el resto de las pruebas. También se sumarán los puntos que dan la experiencia como bombero profesional, contar con el título de buceador o Formación Profesional. Tras superar esta oposición quedará el periodo de prácticas, seis meses de experiencia, que se concretan en un curso de 350 horas. Si se supera, permitirá a los aspirantes obtener la plaza en propiedad dentro de un año.


Consejos básicos

Alberto G. Alonso - Domingo, 21 de Marzo de 2010 - Actualizado a las 08:29h.

Suerte, mucha suerte". Es lo primero que le desea Jesús a Ibai cuando se saludan a las puertas del parque de Bomberos de Bilbao. Son el veterano y el aspirante. Jesús Alonso Barreña, 60 otoños bien llevados y sin apenas canas, acaba de jubilarse. Ibai Uriarte acaricia su 23 cumpleaños y no desea otra cosa en el mundo que ser bombero.

No se conocen pero enseguida surge la química por una profesión querida y con épica. Un trabajo de socorro en el que uno ya ha demostrado todo su valor y el otro anhela enseñar cómo vienen de preparadas las nuevas generaciones. DEIA les ha juntado para que el Abuelo, como le conocen todos en el parque a Jesús, dé las primeras lecciones a Ibai, un joven de Balmaseda que dejó sus estudios de Magisterio hace año y medio para volcarse en las oposiciones, aunque le haya supuesto alguna bronca en casa.

"Por las mañanas estudio la teoría y por la tarde me preparo para las pruebas físicas" desvela Ibai. "Lo mío es pura vocación, aunque algunos digan que no existe". El chaval ha mamado desde pequeño su amor por el fuego. Tiene familia en el servicio foral de bomberos y muchos de sus amigos ejercen en el parque de Balmaseda. "Les aburro a preguntas cada vez que voy por allí", indica con orgullo. Su pasión es tal que ha acudido a las oposiciones que el Principado de Asturias tiene abiertas "para ir cogiendo tablas". Ha superado ya las tres pruebas físicas y espera seguir mientras salen las de Bilbao. "Ese espíritu es muy importante", le corta el Abuelo. "Significa que tienes ganas y voluntad y eso te va a abrir muchas puertas. ¿Qué tal llevas el euskera?" le pregunta a colación. "Sin problemas", contesta seguro el aprendiz.

Las batallas del veterano se acumulan en una conversación trufada también de consejos. "Pégate a un veterano y aprende de él. Es el que te va a enseñar a ser bombero. La teoría vale, pero la práctica te la van a dar los compañeros", indica mirándole a los ojos. Ibai suelta un convencido "seguro, así lo haré" y se deja imbuir de ese espíritu de solidaridad, necesario entre los miembros del Cuerpo, y obligado con la sociedad a la que sirven.

"Este trabajo tiene muchas compensaciones, y a nivel personal más. Son detalles sutiles que son sólo tuyos", le confiesa íntimo. Sin romper la magia del momento, Jesús saca del baúl de sus recuerdos con olor a hollín una intervención en el fuego de una vivienda del Casco Viejo "hace no sé cuántos años". El aspirante atiende. "Fue un niño, un pequeño que yo lo bajé agarrado al cuello y no se me soltaba a pesar de que, una vez abajo, su madre quería cogerlo en brazos".

El humo se disipa en su memoria. Se explaya en detalles. "Entré por la ventana, mientras otros compañeros accedieron por la escalera y derribaron la puerta. Una vez dentro fui a una habitación y encontré al crío agarrado a una almohada, era su forma de protegerse. Sin embargo, al verme, la soltó, se me agarró al cuello y le saqué. Una vez en la calle, la madre tiraba de él y no me soltaba. Son momentos intensos, no se olvidan nunca".

Mientras pasean entre los camiones cisternas, el encuentro fluye como el agua hacia detalles más prácticos. El material de los chaquetones ignífugos, los tipos de mangueras, cómo han evolucionado los cascos o los equipos de respiración. "Ahora si te quedas quieto un minuto, si te ha pasado algo en un incendio, un silbido y una luz destellante marcan a los compañeros tu ubicación", explica el veterano. Ibai se está volcando en estos datos técnicos. "Lo más importante es estudiar. Por muy bien físicamente que estés, donde se va a partir el bacalao de la oposición es en la teoría", asegura convencido.

El opositor se interesa por la pizarra que se muestra en el patio del parque, donde está escrita la lista de profesionales de guardia. El Abuelo desgrana que son cinco grupos de tres bomberos. "A esos equipos les llamamos chimeneas, en honor al montón de incendios que antaño provocaban las chimeneas y eran apagados por grupos de tres compañeros, ya que no eran muy costosos". Jesús descubre al aprendiz otro término propio de Bilbao: el revolinchón. "Es ese efecto del fuego, que parece que se ha descubierto ahora con el nombre de flashover, y que se produce cuando abres una vía de oxígeno en un habitación cerrada y se inflaman las llamas de forma súbita. Puede tirar hasta las paredes de un edificio. El revolinchón es uno de los primeros fuegos que los veteranos te enseñan a temer".

La despedida llega con ambiente de satisfacción por ambas partes. Los dos se quedan un rato aún en Garellano. No lo dice pero se intuye que Ibai desea que esta entrada al parque de Bilbao sea la primera de otras muchas miles a lo largo de su futura historia profesional.


Cambio generacional

Foto: Oskar Martinez

El cuerpo de Bomberos de Bilbao va a iniciar a partir de abril el mayor cambio generacional de su historia. El próximo mes saldrá publicada en el Boletín Oficial del País Vasco y en el del Estado la convocatoria de oposiciones para 16 plazas de bomberos, la primera de una serie de llamamientos que se desarrollarán en los próximos años para cambiar más de la mitad de la actual plantilla compuesta por 188 funcionarios. "La convocatoria es obligada por las bajas vegetativas que se están dando", explica el jefe de los bomberos y director del Área de Protección Civil de Bilbao, Andoni Oleagordia.

A partir de ahora, las convocatorias serán más seguidas como consecuencia de la necesidad de un relevo generacional. Y es que, en 1984, coincidiendo con las inundaciones de la villa, se registró la mayor promoción de bomberos hasta entonces -y hasta ahora- conocida. En aquel momento, un centenar de jóvenes entró a formar parte del Cuerpo de Bomberos; jóvenes que hoy comienzan su particular cuenta atrás hacia la jubilación en un proceso que se prolongará durante los próximos ocho años.

Lo cierto es que aquel centenar de jóvenes entusiastas revitalizó un servicio municipal de extinción de incendios que ese año llegó a alcanzar los 215 miembros, su máximo histórico. Era la época en que el parque de Bomberos prestaba servicio en la calle Barroeta Aldamar, donde ahora se encuentra la Audiencia Provincial. Hasta entonces, la situación era poco halagüeña: había pocos bomberos y los que ejercían eran ya de edad avanzada. La entrada de estos jóvenes supuso una inyección de savia nueva que en los próximos años se va a ir jubilando bien de forma voluntaria a los 60 años -cabe esta posibilidad- u obligados a los 65, según la actual legislación laboral.

Oleagordia reconoce que existe esta acumulación de bomberos veteranos, pero que de momento no van a cambiar su política de convocatorias de plantilla que se cifra en una por legislatura. Indica que "ahora no nos estamos planteando oposiciones con mayor periodicidad, ya que no sabemos cuántos de los bomberos de aquella promoción se van a jubilar antes o van a llegar hasta los 65 años". Explica que las cosas pueden cambiar, ya que "está en discusión un posible cambio de legislación en cuanto a la edad voluntaria de jubilación en el cuerpo y hay mucha incertidumbre". Además, el proceso de selección supone un gasto importante para el área, por lo que se tiene que gestionar en convocatorias con un número adecuado de plazas convocadas. "El coste es similar para seis puestos que para veinte", apunta el jefe de Bomberos de Bilbao.

Lo que sí es cierto es que, en los próximos ocho años, 98 bomberos bilbainos cumplirán los 60 años y que la gran mayoría podría optar por el retiro voluntario como viene ocurriendo hasta ahora.

Esas son al menos las sensaciones entre los veteranos que trabajan en el parque de Garellano. Todos los bomberos consultados están esperando a cumplir los 60 años para retirarse. Un dato avala este escenario. En la actual plantilla del servicio tan sólo dos bomberos superan las seis décadas de edad y siguen trabajado al pie del camión. En el parque de Bilbao no existe la denominada segunda actividad, es decir, trabajos de oficina o mantenimiento de vehículos que, en otros cuerpos como la Policía Municipal, se asignan a los profesionales más veteranos. En el parque de Bilbao, todos hacen de todo y los bomberos intervienen en las salidas de cualquier tipo hasta el día que se jubilan.

La anterior oposición, que sacó a concurso 21 plazas, tuvo lugar en 2006. Oleagordia indica que "si supiéramos cuándo se van a producir las bajas vegetativas la previsión de oposiciones sería mucho más fácil para nosotros".

Una competitividad que asusta Y hay cientos de aspirantes. La voz entre los futuros candidatos ha corrido en los últimos meses e incluso antes de que haya salido el concurso público. Muchos de los gimnasios de Bilbao y Bizkaia están llenos de jóvenes que se preparan para ingresar en el Cuerpo de Bomberos. A ellos hay que añadir profesionales ya con experiencia que están trabajando como interinos bien en Bilbao, bien en los Bomberos de la Diputación de Bizkaia, que quieren aprobar para obtener la plaza en propiedad. Andoni Oleagordia muestra su gran sorpresa "por la espiral de competitividad que se está dando entre los futuros opositores".

El jefe de Bomberos desvela que "incluso hay gente que se está preparando con entrenadores individualizados y algunos han contratado hasta preparadores psicológicos. Algo inaudito, todos van a conseguir la nota máxima, el 10. Van a ser unas oposiciones muy reñidas".



15.3.10

Incendio en vivienda


El fuego comenzó a las cuatro y media de esta tarde en la cocina de un sexto piso, del número 19 de la calle Camino del Bosque, en Bilbao.
Varias dotaciones de bomberos acudieron al lugar y extinguieron las llamas, que causaron daños en la cocina incendiada y ennegrecimiento del resto de estancias de la vivienda. Varias personas tuvieron que ser atendidas en el lugar por inhalación de humos, de las cuales sólo una mujer de 64 años tuvo que ser evacuada al hospital.

7.3.10

Dia de puertas abiertas.

Los más pequeños jugaron a ser bomberos por un día en las actividades organizadas ayer en Bilbao. (David de HAro)

De mayor quiero ser bombero. Apagar fuegos, llevar sombrero y con mi camión colorado tocar la campana y saludar a la gente". Con esta seguridad expresaba Eneko, un niño de 5 años de Bilbao, su particular sueño infantil. Ayer lo pudo hacerlo realidad en parte. Los Bomberos de Bilbao festejaron el día de su patrono con una jornada de puertas abiertas en la que organizaron infinidad de actividades para el público. El Consistorio bilbaino invitó a todos los ciudadanos a participar en los festejos, que tienen como objetivo "acercarse y conocer de primera mano el trabajo de este cuerpo". Rapel en la torre, galería de humos, visita al gimnasio, gargantúa e hinchables, fueron algunas de las actividades que se organizaron para esta ocasión especial. Además, los más pequeños no se fueron a sus casas con las manos vacías; cascos, pins, pegatinas, obsequios del Athletic y caramelos... Una jornada completa y divertida en la que los rayos del sol elevaron la temperatura de los termómetros.

Eneko quiso perderse nada de lo que ofrecía la mañana. Madrugó para ser bombero por un día. Su padre, Mikel Izagirre, le acompañó orgulloso en su particular aventura. Con valentía el pequeño bombero se subió en un elevador a 50 metros del suelo, descendió por una tirolina, cogió una manguera para apagar un fuego imaginario y se montó en el soñado camión colorado. "Llevamos quince años organizando esta fiesta y hay chavales que hoy en día ya son bomberos. Nunca se sabe. Para ellos todo esto es un juego, pero la realidad no es así. Lo cierto es que si mañana preguntas a los niños y niñas lo que quieren ser, la mayoría dirán que quieren ser bomberos", explicaba Txus Romero, presidente de la asociación de los Bomberos de Bilbao. DEIA también quiso sentirse parte del cuerpo. De la mano de Romero realizamos el tan deseado recorrido. Desde la cabina del camión todo se ve diferente. "Nuestro trabajo es pura improvisación. Nunca es igual. No sabemos lo que nos vamos a encontrar en cada una de las salidas que realizamos. Es imposible aburrirse. Un incendio no se repite, ni un rescate, ni tampoco un accidente...", dice Txus Romero.

Un día repleto de sensaciones. Más de 2.000 personas, la mayoría niños realizaron cada una de las actividades que los bomberos de Bilbao pusieron en marcha en las instalaciones de Garellano. A lo largo de toda la mañana, los padres y madres hacían cola para esperar su turno y subir a su hijo al camión. Una vez arriba, comienza la emoción. "¿Tocamos la sirena?", preguntaba Fernando, encargado de conducir el vehículo. "Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiií", respondían los improvisados bomberos. Junto a Eneko, Amaia, de 9 años, reconocía sentirse muy orgullosa con su casco de color rojo bien colocado. "Ser bombero es muy divertido", resalta la inocente niña, sin conocer la dureza y responsabilidad que conlleva este trabajo con riesgos, repleto de improvisación y con un alto nivel de valentía. "No somos superhéroes. Quiero animar a quien quiera dedicarse a esto. El que quiere, puede. Hay que trabajar mucho", comenta Romero. La fiesta continuará hoy domingo con el IX Trofeo de Garellano, que empezará a las 10.30 horas. En esta carrera, participarán los funcionarios del Ayuntamiento de Bilbao y los bomberos de la Comunidad Autónoma Vasca.

Sandra Atutxa - Domingo, 7 de Marzo de 2010 - Actualizado a las 08:09h.

2.3.10

Un 'bilbobus' se incendia en Mazustegui


Una lectora de EL CORREO captó el instante en que se incendió el autobús de la línea 48 en la trasera del Hotel Avenida. :: CHARO GONZÁLEZ


Una unidad de la línea 48 de Bilbobus, que une Santutxu con el hospital de Basurto, se incendió ayer en pleno trayecto. Los hechos ocurrieron sobre las 16.15 horas, momento en que comenzaron a salir llamaradas de la parte trasera del vehículo, en el que viajaban 15 pasajeros, que fueron evacuados de inmediato. Pese a lo aparatoso del suceso, todos resultaron ilesos. Al parecer, el incidente se produjo «tras un fallo en el motor del vehículo», apuntaron fuentes municipales. Al lugar de los hechos se desplazaron agentes del cuerpo de Bomberos de Bilbao, que sofocaron las llamas. Responsables de Veolia, la empresa concesionaria del servicio, subrayaron que se trató de un «hecho fortuito sin relación con el mantenimiento, limpieza o el estado del autobús».