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9.3.12

Garellano se despide echando chispas

El carrusel de vehículos de Bomberos de Bilbao, a su paso por la plaza Zabalburu durante la mañana de ayer. :: MITXEL ATRIO
El parque de bomberos de Garellano se despidió ayer de los brillantes coches rojos con mangueras y escaleras, de sus estridentes sirenas y de los cientos de trabajadores que tantas horas han pasado entre sus cuatro paredes. Y lo hizo a lo grande. Las emblemáticas instalaciones acogieron por última vez la celebración que organizan los Bomberos de Bilbao con motivo de la festividad de su patrón, San Juan de Dios.
Ya inmersos en el traslado a la nueva sede de Miribilla, los efectivos del cuerpo dijeron adiós al edificio que les ha visto crecer profesionalmente durante 25 años. La cita comenzó de buena mañana, con un partido de fútbol para calentar motores, y prosiguió con un carrusel de vehículos por el centro de Bilbao. Encabezado por «las dos joyas que nos quedan en el parque», la comitiva sorprendió a los viandantes a su paso por las calles más céntricas de la villa.
Los ciudadanos se detenían para ver desfilar los camiones e inmortalizar la escena con sus teléfonos móviles. «Siempre hay alguno que se asusta, pero cuando nos ven avanzar tan despacio ya se imaginan que no ha ocurrido nada grave», comentaba Santi, que conducía uno de los vehículos junto a su hija Jone, de tres añitos, y su compañero Lorenzo. Ambos coincidían en que «lo más bonito de este día es reencontrarte con los colegas de profesión a los que no ves en tus turnos» y también «con los jubilados. ¡Da gusto ver la ilusión con la que vienen año tras año!».
Sus antiguos camaradas y el resto del cuerpo esperaron la llegada del carrusel en Garellano. «Esto es una auténtica hermandad y por eso no me lo pierdo ni un año», explicaba Fernando Segura, jubilado desde hace once años, que destacaba que «lo mejor de la celebración es que la gente se olvida de las rencillas que hay en el parque». Isabel Espinosa, la única mujer que trabaja en el cuerpo bilbaíno, estaba de doble festejo. «¡Hoy me toca por bombera y también por mujer!», se reía.
Poco antes de las doce hizo acto de presencia el alcalde, Iñaki Azkuna, que ofició la entrega de obsequios a los cinco bomberos que se jubilaban ayer. «Habéis sido profesionales aquí y lo seguiréis siendo allí», comentó Azkuna, en alusión al inminente traslado del cuerpo a Miribilla.

elcorreo.com

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