LA SOLIDARIDAD TIÑE LA RIA DE AMARILLO

Miles de personas se agolparon en las dos márgenes de Bilbao para ver la 'estropatada' con 30.000 patos de plástico

El 'wopato' 8.161 fue el primero en llegar a la meta, fijada en el puente Euskalduna

 

BILBAO. "¡Cua, cua, cua, cuaaaa, cua!". Esas fueron las palabras de alegría que regaló a los periodistas el wopato ganador de la estropatada desarrollada ayer en la ría de Bilbao. El 8.161 tocó el primero la meta, en las inmediaciones del puente Euskalduna, pasadas las 17.30 horas -media hora más tarde de lo previsto por la organización-. Unai regaló por su cumple a su ama el patito que ayer se proclamó vencedor en esta primera regata. Fue él mismo el que recogió el premio -una semana con todo incluido en un hotel de Tarragona- en el estand instalado en la explanada del Museo Marítimo. Al finalizar la carrera, todos los participantes quisieron recuperar su patito para tenerlo de recuerdo por lo que tuvieron que hacer cola, una vez que los patos fueron rescatados del agua.
La jornada dominical se desarrolló en un divertido ambiente festivo. "Ha venido gente de todas las partes solo para la carrera. Ha sido una casualidad que el dueño del patito ganador de la carrera estuviera aquí para recoger el premio", contaban los organizadores de la carrera. El sol y los 25 grados de temperatura que marcaban los termómetros de la villa animaron a que miles de personas se acercaran a los alrededores de la ría para ver cómo se desarrollaba la estropatada. Mucha gente pendiente de la carrera y animando. El 8.161 tuvo que lidiar con los otros 29.999 wopatos que intentaron llegar los primeros a la meta. La carrera se desarrolló lenta, rodeada del clamor y de los aplausos de las miles de personas -principalmente padres con niños- que esperaron con paciencia en ambas márgenes de la ría y de los puentes distribuidos a lo largo del trayecto. "No entra ni un alfiler", decía María Luisa Nuñez, de Bilbao, que intentaba sacar con su móvil una instantánea del original evento. "Son tan pequeños que apenas se ven", decía la mujer. "Tendrían que haber sido más grandes", añadía. No cabe duda que el evento solidario captó la atención de numerosas personas. Hubo quien a las 14.30 horas ya ocupaba la barandilla cerca del Ayuntamiento por donde a las 16.00 los BOMBEROS DE BILBAO tenían previsto lanzar los wopatos. "Ni hemos comido para tener la foto. Hemos comprado tres patitos, a ver si gana alguno la carrera", comentaba Juan Carlos Gil, que acudió a la cita junto a su mujer y sus dos hijos.
Patos al agua Minutos antes de la hora prevista para que diera comienzo la carrera desde el puente del Ayuntamiento, la gente aguardaba impaciente el inicio de la misma. "Aita, ¿dónde están los patos?", preguntaba la pequeña Ane. "Escondidos en el camión de los BOMBEROS", le respondía su aita. Y es que allí realizaban los patitos sus ejercicios de calentamiento ante de lanzarse a las frías aguas de la ría de Bilbao. "El pato grande seguro que se encarga de controlar a los pequeños", comentaba Ander, de 4 años, que aguardaba sobre los hombros de su padre el inicio de la carrera.
Los 30.0000 wopatos lograron llenar de solidaridad las aguas de la capital vizcaina a través de la Fundación The Walk On Project (WOP), que trabaja para recaudar dinero con fines médicos.

A las 16.00 horas, unas ráfagas de agua daban el pistoletazo de salida a los 30.000 patitos de goma que los BOMBEROS DE BILBAO lanzaron a la ría . "Retírense, que se van a mojar", aconsejaba los BOMBEROS a los asistentes. Pero las decenas de personas que se agolpaban en el puente del Ayuntamiento rehusaban abandonar sus puestos. "Si me quito de aquí no voy a ver nada, así que me arriesgo mojarme", decía Alberto. Dicho y hecho. Alberto no se quitó de su sitio y terminó empapado de pies a cabeza con el agua que salía a presión de las ráfagas. Empezaba así la regata solidaria. Cada patito había sido adquirido por un ciudadano mediante una donación de cinco euros y se agotaron los 30.000 patitos que la organización tenía previstos. Empujados por la propia marea, los patitos recorrieron algunos de los puntos más emblemáticos de la villa hasta llegar al puente Euskalduna. "Está previsto que termine a las 17.00 horas, pero al paso que van no acaba hasta mañana", contaba José Miguel, de Galdakao. Con él estaba su hijo, Julen, que acudió a la carrera con su peluche preferido, Patón. "Mi aitite tiene en el caserío patitos y me encantan. Es mi animal preferido", explicaba el emocionado pequeño.
Los 30.000 patitos llevaban un chip geolocalizador, que permitía saber su posición en todo momento. Así, todas las personas sabían dónde estaba su pato, cuánto le quedaba hasta la meta y si resultaba ganador. En la llegada, en la explanada del Museo Marítimo, los organizadores organizaron durante todo el día una fiesta para disfrutar en familia con hinchables, magia, cuentacuentos, talleres para niños, txosnas para comer y pintxos de Eusko Label. "Hay que felicitar a la organización, porque han conseguido mover a mucha gente a través de un acto solidario, festivo y que da pie a la participación de toda la familia", afirmaba Bego. Los organizadores del evento mostraron su satisfacción por cómo se desarrolló la jornada. "La gente estaba muy contenta", apuntaban. De hecho, fueron muchas las personas que quisieron hacerse con un wopato y no pudieron comprar porque se habían agotado. "Tenían que haber sacado otros 30.000 más", afirmaba Ana Belén, de Santutxu. La ría se tiñó ayer de amarillo solidario para ayudar a quienes lo necesitan. Un cua, cua, cua, por Bilbao.

Sandra Atutxa           © Deia - Noticias de Bizkaia